Cuando el simpático Beno Eker llega buscando un poco de alivio con un masaje, sabe que su adorable amigo Jean Gilliam no rechazará la oportunidad. En unos instantes, el chico está boca abajo con Jean a horcajadas sobre su culo, sus manos trabajando la espalda del chaval con la lubricación adecuada, sus dedos explorando su carne caliente y deshaciendo los nudos. Por supuesto, la perspectiva del BoyFun no tardará en aparecer en las mentes cachondas de ambos.
Siempre dispuesto a sacar su gran polla sin cortar para que la disfrute un amigo, Beno no tarda en agarrar los botones de sus vaqueros y mostrar su increíble miembro. Este chico tiene una de las pollas más jugosas y carnosas de todos los amigos de Jean, y con una pequeña paja de esa gruesa carne ya tiene los labios alrededor del tronco, trabajando la erección de su amigo con destreza.
Es un espectáculo delicioso y sin duda Beno podría tumbarse y disfrutarlo durante un buen rato, pero está impaciente por poner sus propios labios alrededor de la erección igualmente sabrosa de su amigo, devolviéndole el favor y saboreando el néctar transparente que rezuma la polla rosada y encapuchada de Jean.
Con sus juveniles cuerpos desnudos y sus palpitantes erecciones mojadas y desesperadas por más placer, Beno dirige su atención al apretado surco entre las nalgas de Jean, lamiéndolo un poco y preparándolo para sus crudos centímetros.
El chico sabe cómo dar la bienvenida a una polla, incluso a una gruesa como la de Beno, con sus propios huevos y su erección balanceándose por debajo mientras recibe un profundo bombeo desde atrás. Su grupa se estira alrededor del corpulento pene cuando cabalga sobre su amigo, y su culo se abre de par en par en los momentos en que hace una pausa y se desliza hacia arriba para descansar un poco. Pronto vuelve a caer sobre él, necesitando más.
Con una polla tan grande en su apretado agujero, no es de extrañar que el chico acabe salpicándose de semen, lanzando su espesa y lechosa corrida sobre su hermoso y suave cuerpo. Es suficiente para que Beno se saque y masturbe su propia y gruesa polla, bañando el agujero jodido y la peluda entrepierna del chico con sus propios jugos calientes y llevando su no tan inocente masaje a un final pegajoso.
Todos sabemos que probablemente sólo pasaron unos días antes de que Jean pidiera un masaje a cambio, y volviera a recibir aquella gruesa polla.