En una parte de la ciudad, donde cientos, si no miles, de hombres han ido a buscar encuentros sexuales, hay un puente. Curtis Cameron ha oído hablar de este lugar y, muy cachondo, necesitado de correrse, va allí con la esperanza de encontrar a alguien. Sabe que hay mucho en juego. Puede pasar cualquier cosa, buena o mala. Pero la emoción del peligro, la excitación de ser atrapado, es lo que le hace seguir adelante. Al llegar, Curtis Cameron huele el sexo. Siente la energía y saca una gran polla sin cortar. Mientras se masturba, aparece Luke Geer. Luke Geer, también al acecho, empieza inmediatamente a chupársela a Curtis. El jovencito le devuelve el favor, y luego se agacha para que Luke pueda follárselo con rudeza, al aire libre, lejos de miradas indiscretas pero lo bastante cerca de lo que ocurra a unos metros de distancia.
