Leo aprecia especialmente un buen masaje, tanto si es él quien lo da como quien lo recibe. Ni que decir tiene que hay muchos tíos a los que les encantaría servirle de esta forma, y Arthur es uno de ellos. En cuanto está desnudo y relajado sobre la mesa, llega el afortunado Arthur para posar sus manos aceitadas y experimentadas sobre el chico desnudo, masajeándole la espalda y los brazos, subiendo hasta sus muslos peludos, frotándole los pies y los dedos de los pies lisos y desnudos. Leo disfruta claramente de su relajante masaje, pero este placer no hace más que aumentar cuando Arthur se atreve a jugar con sus nalgas, separando los carnosos montículos y jugueteando con el apretado pliegue que hay entre ellos. Con su larga polla ya dura y palpitante en los calzoncillos, Arthur aprovecha la oportunidad para ofrecérsela a su joven y sexy cliente, una oferta que el joven Leo acepta ansiosamente, llevándose la cabeza de su erección a su acogedora boca. Con el sabor de la joven erección duro en su lengua, la increíble polla sin cortar de Leo palpita rápidamente y gotea pre, y pronto se desliza entre los labios de Arthur mientras éste le corresponde. El masaje y la succión podrían ser suficientes para la mayoría de los jóvenes cachondos, pero la sensación del eje desnudo de Arthur entrando y saliendo del acogedor agujerito de Leo pronto tiene a ambos chicos hinchándose para la liberación final. El joven y terso cliente se la mete hasta el fondo de espaldas, acariciándose el sexo mientras el placer le recorre, arrodillándose en el borde de la mesa para una penetración más profunda antes de tumbarse para alcanzar el éxtasis. Con su semen brotando de su urgente polla, Leo está finalmente satisfecho, pero la carga de Arthur salpicando directamente en su boca expectante es una conclusión perfecta.