Los primeros momentos de esta magnífica escapada entre Lukas Drake, el putilla favorito de todos, y Filip Bethsaida, el forzudo marimacho, tienen un aire claramente reflexivo e incluso artístico, de esos que rara vez, o nunca, aparecen en el porno. En el fondo de la desesperación, Drake bebe hasta emborracharse y se dirige a las vías del tren para acabar con todo, sólo para que Bethsaida le sirva de caballero de brillante armadura -¡o, en este caso, de rebeca a la moda! – que lleva al joven desesperado a su casa para que reciba tratamiento. Lo cual, en este caso concreto, implica claramente desvestir al muchacho, sentarlo en la bañera y ducharlo. Se trata de un medio de rehabilitación un tanto inusual dadas las circunstancias, pero hay que decir que parece levantar el ánimo del jovencito; y antes de que te des cuenta, Drake está tumbado en el regazo de su héroe y permitiendo que Bethsaida le enjabone y le meta el dedo en su siempre hambriento culito. Lo que a su vez conduce rápidamente a que los dos tíos se turnen para chuparse mutuamente las pollas ahora dilatadas. Por supuesto, no hace falta ser Sherlock Holmes para darse cuenta de cómo van a desarrollarse las cosas; y en realidad no pasa mucho tiempo antes de que el semental mayor aproveche al máximo la situación hundiendo profundamente su hermosa polla en el coño de Drake. Es un gesto que el jovencito aprecia al máximo. Tanto, que literalmente estalla a mitad de la follada; antes de caer de rodillas y dejar que Bethsaida se llene de semen en su lengua, que engulle obedientemente. ¿Ha habido alguna vez un chico tan bueno?