Dado el número de tíos con los que Tim Law se ha follado en su corta vida -y seamos sinceros, ¡estamos hablando de números serios! – quizá te sorprenda saber que aún es posible que reproduzca la excitación juvenil que marcó sus primeras actuaciones ante la cámara. Para demostrarlo, aquí está con Adrian Rivers, un jovencito esbelto y fresco que a la mayoría de nosotros (¡no sólo a Law!) nos entusiasmaría si tuviéramos la mitad de posibilidades Entre otras cosas, porque está dotado de una polla por la que la mayoría de los tíos matarían, y que Law se apresura a exponer cuando los dos se acomodan en un sofá para conocerse mejor.
Ni que decir tiene que Law no se queda mirando la hermosa polla. Antes de que te des cuenta, está a punto de chupar la vida de cada centímetro carnoso que se le ofrece; luego (tras permitir brevemente que Rivers le devuelva el cumplido) empuja su culo sobre dicho falo, al estilo vaquero. Es en este punto, por supuesto, donde brilla la experiencia de Law. Muchos tíos se acobardarían literalmente ante la perspectiva de montar un árbol tan fabuloso.
Law, en cambio, domina el semental como un auténtico profesional, ¡tomándolo por las pelotas en un santiamén! Es un espectáculo para la vista en todas direcciones; y la magia continúa cuando lo cogen por detrás, y finalmente se lo follan de espaldas, con las piernas en las caderas. No es de extrañar que los dos jóvenes no tarden en chorrear como dos botellas de gaseosa mal agitadas, un fino chorro de jugo de bala que subraya el simple placer que ambos han experimentado. En resumen, ¡una buena demostración de sexo entre hombres en su forma más simple y mejor!
