Chris Jansen es un chico nuevo al que le gusta pasear por el parque local, un pasatiempo que no deja de recompensarle cuando conoce nada menos que al siempre encantador Joshua Levy. En cuestión de minutos, los dos chicos se enrollan como dos gatos callejeros cachondos; antes de trasladarse a un apartamento vecino, donde sus relaciones sexuales se vuelven (antinaturalmente) mucho más íntimas. Jansen, en particular, está claramente ansioso por sacar la polla de su nuevo novio de sus pantalones; y antes de que te des cuenta, el joven danés -¡todavía con el suspensorio puesto! – le da a su anfitrión checo un masaje oral muy necesario. Es un gesto que nunca dejará de inspirar a un tipo como Levy, por supuesto, que ya sabemos que aprecia enormemente la adoración de un follador cachondo; y las cosas se ponen aún más intensas cuando Jansen dirige su atención a los huevos de su amigo, que chupa y adora con indudable entusiasmo. No es de extrañar que el dúo no tarde en postrarse en el sofá, besándose como un par de animales sobreexcitados; antes de que Levy añada un elemento de perversión utilizando uno de sus ornamentos para invadir el hambriento culo de Jansen. No es que este chico de Copenhague se contentara con burlarse después de todo, por supuesto. Lo que quería desde el principio era la polla de Levy dentro de él, una ambición que su recién descubierto follamigo no tarda en hacer realidad en una serie de posturas sexuales, y que al final hace que Jansen se corra en sus calzoncillos a mitad de la follada. Pero es la conclusión de Levy, con una prodigiosa corrida sobre la cara de Jansen, lo que sin duda se lleva la palma
