Troy Stevenson se escandaliza cuando descubre porno gay en el ordenador de uno de los novicios: está claro que es un joven de la vieja escuela. Afortunadamente, Will Sims pertenece definitivamente al ala liberal de la Iglesia y es más que capaz de persuadir al individuo de que payasadas como la felación y la sodomía de hombre contra hombre son placeres que Dios nos ha concedido y que, como mínimo, merece la pena investigar.
Por ello, no pasa mucho tiempo antes de que el simpático Sims invite a su amigo rubio a su casa para averiguar de qué va todo esto, una invitación que Stevenson acepta con tal aplomo que es difícil no concluir que su repulsión inicial ya era deshonesta. De hecho, está claro desde el principio que el chico está tan excitado como cualquiera ante la perspectiva de un sudoroso entrenamiento oral, seguido de una follada aún más apasionada; y tras saborear cada centímetro del magnífico árbol de Sims con la boca, el chico pronto se monta a horcajadas sobre la gruesa y carnosa vara con su hambriento culito.
Es más, como para subrayar sus cualidades de cabrón total, el chico disfruta maliciosamente chupándosela a Sims entre cada cambio de posición, ¡sin duda saboreando el olor de sus propias nalgas trilladas en el proceso! Pero es la mera visión de la pálida y delgada figura de Stevenson siendo follada por la polla de aspecto étnico de Sims lo que más placer produce aquí: el culo ansioso utilizado como un muñeco de trapo sin ni siquiera un por favor o un gracias de su amante. Sin embargo, dada la cantidad de semen que ambos chicos escupen en los momentos finales de la escena, es un acuerdo que claramente cuenta con la aprobación de estos dos chicos.
