Si la música es el alimento del amor, dijo un tal William Shakespeare, sigue tocando. En este caso concreto, sin embargo, no es tanto el amor el que dicta el ritmo como la lujuria – y ndash; que, para el joven rubio, Justin Conway, viene en la forma más bien soñadora de Stanley Black, una belleza morena y de aspecto latino que rápidamente (y con demasiada facilidad) distrae a Conway de sus estudios musicales.
De nuevo, si te dieran a elegir entre hacer escalas y arpegios a solas al piano o disfrutar de un rato de «conocerte mejor» con un colega cachondo, ¿qué elegirías? Sí, eso pensé, y es exactamente la misma decisión que toma nuestra belleza rubia, ya que los dos tíos empiezan inmediatamente a intercambiar mamadas antes de disfrutar de una sensual sesión de mamadas de pies a cabeza.
Como era de esperar, Conway no tarda en levantar las piernas para que se la follen en todas las posiciones imaginables: por detrás, por debajo, por encima… ¡sin duda te haces una idea! No es de extrañar, pues, que el tío no tarde en soltar un generoso chorro de semen en agradecimiento, mientras Black rocía toda la lengua de Conway, antes de que los dos tipos intercambien el tipo de beso cargado de semen y con la boca abierta que debería ser un requisito previo para cualquier porno
