Seamos sinceros, si Arthur Kral entrara en tu habitación y te ofreciera sus servicios de masaje, ¿te negarías? No, no lo creo, ni tampoco Ivo Thomas (como era de esperar) cuando el joven vio este giro de los acontecimientos. De hecho, Thomas responde a la llegada de Kral como lo haría cualquier homosexual de pura cepa: saltando sobre la tabla de masaje con la impaciencia de un cachorro de ojos saltones y dejando que el masajista le frote cualquier parte del cuerpo que le plazca.
Sinceramente, es una oferta a la que Kral no responde de inmediato, eligiendo masajear la espalda de Thomas en lugar de las zonas erógenas. Pero dado que Thomas se presenta sólo en suspensorio, con su redondeado y turgente culo a la vista de todos, no es de extrañar que la profesionalidad de Kral pronto se ponga directamente a prueba. Ni que decir tiene que cualquier noción de moderación queda rápidamente a un lado, ya que Kral se abalanza sobre la polla de Thomas y la embadurna en aceite de masaje. Es un gesto que indica luz verde para que ambas partes se entreguen a una sesión completa de chupada de polla y anilingus: no son las técnicas de masaje habituales, desde luego, ¡pero sin duda son las que nuestros cachondos fans querrán ver en primer plano!
Y el director John Smith no nos defrauda, ya que Kral utiliza el aceite para introducir firmemente su varita en el hambriento culito de su cliente. Lo que sigue es una demostración sencillamente increíble de fornicación de hombre a hombre, con Thomas montando a horcajadas cada centímetro de la polla de Kral en una sucesión de posturas; ¡antes de que ambos escupan como dos cachalotes y se hundan, sudorosos pero combativos, en el sofá manchado de semen!
