Los jóvenes de hoy, ¿eh? Todo lo que hacen es sentarse en sus teléfonos las 24 horas del día y enviar mensajes de texto sin sentido, como es el caso de Chester Owen y su novio, Robin Rhea. Sin embargo, este comportamiento tiene su recompensa, como pronto descubrimos cuando Rhea reta a Owen a insinuarse a su nuevo y guapo compañero de piso, David Doren. Es un reto que un chico como Owen está deseando aceptar; y antes de que te des cuenta, el chico está inventando una historia sobre garrapatas que le irritan la piel y pidiendo a Doren que le revise todo su hermoso cuerpo para ver si ve algo. Finalmente -y con un toque casi cómico- insiste en que Doren lleve a cabo una inspección minuciosa de su culo para ver si alguna de las criaturas ha conseguido abrirse camino dentro de sus entrañas; para entonces, por supuesto, la descarada provocación de Owen ha captado toda la atención de su compañero, que se ha asegurado al menos dos de los dedos de Doren en su entrepierna y se retuerce en el sofá como resultado. Es sólo cuestión de tiempo, por supuesto, que Doren sustituya esos dedos por su gruesa y carnosa polla; pero antes Owen aprovecha la oportunidad para atiborrarse del miembro de su compañero y del borde de su sabroso capullo de rosa. Es un encuentro visiblemente acalorado y sudoroso; y la química entre estos dos cachondos no hace más que intensificarse cuando Owen finalmente capitula a sus propias tendencias carnales sentándose en el regazo de Doren y cabalgando la palpitante polla del chico por todo lo que vale. No es de extrañar que los dos chicos no tarden en escupir de agradecimiento: ¡una instantánea de la cara salpicada de Doren sirve como recuerdo perfecto del encuentro, que Owen envía orgulloso a Rhea!
