Con nieve en el suelo y la temporada de esquí en pleno apogeo, Alessandro Katz disfruta de los sencillos placeres de la estación, entre los que se incluye, no sin razón, mantenerse caliente con la ayuda de su novio, Jack Ganley. Baste decir que mantener la temperatura corporal en este caso no tiene por qué incluir llevar ropa adecuada. De hecho, pronto se quitan la ropa que llevaban al principio de este encuentro erótico, mientras se besuquean y acarician el uno al otro antes de explorar los innegables bultos que ambos tienen en los pantalones. Por supuesto, no tardan en despojarse incluso de la ropa interior, dejando al descubierto sus gruesas y carnosas pollas. Esto marca el comienzo de una tremenda felación por parte de los dos colegas, que se turnan para darse un festín con cada centímetro cuadrado de carne que se les ofrece, antes de que Ganley dirija su atención a la húmeda y lampiña protuberancia que sabe que tiembla de expectación entre las nalgas de Katz. Se produce una espléndida exhibición de anulingus que complacerá a cualquier amante de este arte, y que finalmente lleva al cachondo cachas a acercarse sigilosamente a su compañero y clavarle su vara desenfundada hasta el fondo de las tripas. Es un movimiento que a algunos jóvenes les parecería demasiado para asimilarlo de un solo golpe, pero no a una cabrón como Katz, que literalmente se abre como una flor, y procede a manipular a Ganley hasta los cojones con facilidad profesional. No hay duda, éste es un chico que ha nacido para follar; ¡y que no está contento hasta que Ganley marca su territorio rociándole un fajo de crema casi revitalizante por toda la cara que espera!
