Como sabe cualquier atleta decente, la mitad de la batalla para ganar la carrera está en la preparación, lo que explica por qué Carl Ross y Jaro Stone son tan meticulosos en sus ejercicios de calentamiento previos a la carrera. No es que su compañero, Erik Franke, parezca en absoluto interesado en unirse a ellos: ¡fumarse un cigarrillo parece ser su extraño método para mantenerse en forma! Pero todo cambia por completo cuando el trío regresa a casa. Ross y Stone están claramente dispuestos a practicar otra forma de ejercicio, y esta vez no aceptan un no por respuesta.
Como resultado, el rubito pronto se ve literalmente empujado a la acción, a la que, tras una muestra inicial de reticencia, se compromete con decidido entusiasmo. Así que los tres tíos sacan rápidamente sus pollas y disfrutan del tipo de ejercicio cardiovascular con el que todos nos sentimos identificados. Para cuando Ross disfruta con entusiasmo de que se la follen y grita literalmente que se la follen, lo más probable es que tu propio entusiasmo haya podido contigo… ¡pero aguanta!
No sólo Ross toma cada centímetro en bruto que Stone le ofrece, sino que ambos tíos cambian de posición; mientras Franke continúa sus observaciones fuera de campo tragándose intermitentemente sus pollas por turnos. Sin duda, ver a estos tres tíos en celo es casi un privilegio; y para cuando Stone y Ross cierran el trato con el director chorreando su relleno por toda la cara de Franke, ¡tu propia firma pegajosa está casi garantizada! ¡Seguro que el atletismo bajo techo nunca ha sido tan atractivo!
