Dicen que es importante causar una buena primera impresión en una entrevista, y eso es algo que el siempre guapísimo Billy Rubens consigue aquí… ¡en los urinarios de una empresa, de todos los sitios! Por supuesto, no es ninguna sorpresa que el jefe de departamento Matteo Valentine se fije en esta belleza divina mientras están uno al lado del otro, orinando; aunque la subsiguiente palmada en el pasivo del tipo mayor podría sin duda considerarse en un círculo más políticamente correcto como acoso sexual.
No es que Rubens sea el tipo de chico que se queja de la atención, hecho que queda subrayado cuando los dos chicos vuelven a encontrarse momentos después en la recepción. La verdad es que el joven parece estar encantado de responder a las insinuaciones de Valentine, y en unos instantes permite que su futuro jefe le desabroche la camisa y le saque la polla gruesa, carnosa y sin cortar de los pantalones. De todos modos, siempre es ventajoso tener buen aspecto, como lo demuestra el modo en que Rubens corresponde con una enérgica mamada al generosamente tatuado Valentine.
De hecho, el deseo de impresionar sólo parece continuar cuando el mayor se da cuenta plenamente de la abertura que pretende llenar, separando las nalgas e invitando a su interlocutor a meterle la polla hasta el fondo. Basta decir que Rubens no necesita pedirlo dos veces. Segundos después, el chico golpea con auténtico entusiasmo, lo que culmina en un tremendo blanco de semen caliente y (sin duda) ¡la oferta de un contrato a tiempo completo!
