Sin duda, el trabajo de Shane Barret como sepulturero local es, cuando menos, inusual, ¡pero eso no es nada comparado con la afición de este buen hombre por lo pervertido! Al fin y al cabo, no es precisamente habitual sentarse con un pasamontañas en la cabeza sin ningún motivo en particular, como hace al principio de esta escena en concreto. Tampoco es un comportamiento cotidiano tener a otro tipo colgado de las muñecas por una cuerda para divertirte, en este caso concreto, Ryan Olsen.
Pero está claro que Barret es un hombre con un ojo para lo extraordinario; y, con toda honestidad, rápidamente se hace evidente que Olsen está más que dispuesto a participar en los hábitos traviesos del hombre, engullendo la hermosa polla de su captor con el tipo de entusiasmo que sólo parece verse en los chicos de la República Checa. Pero el gusto de este joven cautivo por las pollas duras no se limita a chuparlas como si fueran polos. Y, por cierto, Barret tampoco es el tipo de secuestrador que está dispuesto a dejar que sus «víctimas» tengan un paseo fácil, ¡perdón por la broma! De hecho, si algo tiene planeado Barret para su invitado es un paseo muy duro, y no tarda en desaparecer de debajo mientras Olsen sigue colgada del techo.
Esto marca el comienzo de una apasionada y enérgica follada en la que el joven culo es golpeado (literalmente) hasta dejarlo sin aliento, recibiendo como un profesional cada centímetro de carne dura de hombre, antes de que Barret le llene el culo con montones de semen. Por último, con la soga al cuello, Olsen le devuelve el cumplido con una violenta y pegajosa erupción: ¡un final adecuadamente vertiginoso y fuera de lo común para una escapada de primera!
