Los que tengan una formación médica más profunda se darán cuenta automáticamente de que si un médico te pide que te quites toda la ropa y luego empieza a examinarte la polla y los huevos -¡aunque sólo hayas pedido cita para hablar de los dolorosos ganglios del cuello! – algo va muy mal. Pero, como siempre en el porno, aquí nunca se mencionan realidades tan evidentes. En lugar de eso, Tom Nutt se dirige complaciente al diván de exploración, donde Jace Reed se apresura a examinar de cerca los genitales del joven, ¡antes de pedirle a su paciente que se ponga a cuatro patas para poder meterle un termómetro por el culo! No se puede negar que todo es ligeramente cómico, y te preguntarás cómo se las arreglaron los implicados para dirigir el espectáculo sin estallar en carcajadas. Sin embargo, hay que reconocer que Reed y Nutt están bien advertidos en este punto; el médico procede a chupar la polla del amigo enfermo, antes de soltar su propia polla de gran tamaño para compararla con el hermoso miembro de Nutt. En ese momento, las cosas adquieren un cariz mucho más intenso, con el paciente deleitándose inmediatamente con cada centímetro cuadrado de la gigantesca polla de Reed, que sabemos con jodida certeza que pronto dará al hambriento culito de Nutt un merecido estirón. Pero antes, sin embargo, el doctor no puede evitar sondear dicho pliegue con una ducha de plástico; antes de tocar el apretado agujero y finalmente hincarle las bolas hasta el fondo. Es suficiente para que a un hombre adulto se le humedezcan los ojos, y no es de extrañar que Nutt no tarde en disparar febrilmente en todas direcciones, ¡antes de que Reed termine explotando sobre la bonita cara de su cliente!
