El problema del consumismo es que nunca satisface al individuo: ¡cuanto más tenemos, más queremos! Un problema al que el guapísimo bombón rubio Sven Laarson tiene que enfrentarse cuando llega su cumpleaños y ninguno de los regalos que recibe da en el blanco. Por suerte, este gallo joven y excitado está dotado de una gran imaginación, y no tarda en crear en su cabeza el regalo perfecto para sí mismo.
¿Y cuál es ese fabuloso regalo? Pues nada menos que el superdeseable Florian Mraz, que, además de ser absolutamente divino, está cachondísimo y amordazado para la acción hardcore. Vale, no viene envuelto para regalo, pero eso es una molestia menor, dada la impaciencia con la que el camarada se zambulle en la polla de Laarson, después de proporcionarle inicialmente un masaje aceitoso muy placentero. Desde luego, Laarson no parece cuestionar la calidad de su chico de ensueño, eso está claro. De hecho, dada la forma en que no tarda en echarse cera caliente por todo el cuerpo en un intento de intensificar aún más la experiencia, está bastante claro que se trata de un tío que está fuera de control, ¡y que le encanta!
Y lo que es más, su placer no hace más que intensificarse cuando Mraz dirige su atención a ese hambriento agujerito que anida entre sus nalgas, señalando el comienzo de una tremenda sesión de follada y puñetazos que proporciona al agujero de Laarson el estirón de su vida, y que finalmente culmina con el tipo escupiendo como un géiser sobre su vientre. Eso sólo deja a Mraz con la tarea de rociar su semen por todo el culo de su amigo: ¡un final cremoso para un jugueteo de primera clase!
