Cuando formas parte de una secta religiosa, no hace falta decir que el proselitismo es parte integrante de un duro día de trabajo: difundir tu mensaje a todas las personas que conoces y explicarles cómo sus vidas podrían ser mucho mejores si adoptaran tu forma de pensar. Lo que, en el caso de Mark Fontana, significa parar la bici en el parque para pasar unos minutos compartiendo la buena nueva con un Vitali Kutcher bastante desesperado. Para eterno crédito de Fontana, seguro que funciona a las mil maravillas: antes de que te des cuenta, Kutcher le sigue a casa para saber más sobre la labor de la iglesia mormona. Pero no pasa mucho tiempo antes de que el aspecto religioso de esta conversión se vea duramente eclipsado por la lujuria, ya que la pareja no tarda en abrazarse y empezar a desnudarse mutuamente En este punto, es la adoración del poderoso falo lo que ocupa el centro del escenario, con los dos amigos disfrutando de una última cena de polla carnosa y sin cortar, antes de que Kutcher empiece rápidamente a follar el hambriento culito de Fontana por todo lo que vale. A estas alturas, por supuesto, cualquier esperanza de que Fontana mantenga su santurronería hace tiempo que se ha desvanecido; y es casi un alivio cuando finalmente separa las piernas para dar cabida a una conversión carnal a la cruda acción anal. Es un delirio verle alternar entre cabalgar y gargarear profundamente el miembro en violenta erupción de Kutcher, mientras abandona por fin su inmaculada camisa blanca (y su último vestigio de santa dignidad), ¡antes de sacudir un grueso fajo de cremoso semen de su vástago respingón sobre la lengua de Kutcher!
