El sol brilla, el herrero está ocupado herrando caballos -cuidadosamente vigilados por el favorito del estudio, Benjamin Dunn- y todo va bien en el mundo. Pero las cosas están a punto de mejorar aún más cuando Dunn vuelve a los establos, donde le espera el joven rubio platino Mike Branco. Basta con decir que a Branco no parece preocuparle lo más mínimo lo que está ocurriendo fuera: lo único que parece importarle es que un semental muy diferente ha vuelto por fin y está listo para divertirse. Se inicia una sensual sesión de besos que pronto se convierte en algo más íntimo, con Branco siguiendo la pista del tesoro de su novio para descubrir las refinadas delicias que se esconden en los vaqueros de Dunn. Igual de inspirado, Dunn no tarda en volver a la acción, deleitándose con el pene de Branco, ahora dolorosamente tenso, antes de centrarse en el hueco sin vello del jovencito, que lo penetra con avidez anticipándose a la acción hardcore que está por llegar. Así pues, no es de extrañar que Dunn reúna a su compañero en un banco de madera y proceda a embestir con su hermosa polla hasta el fondo del acogedor agujero del chico, marcando el comienzo de una tremenda escena en la que el joven es ensartado en una serie de posturas, la mejor de las cuales es, sin duda, cuando rebota arriba y abajo por toda la longitud del joystick de Dunn. Dada la intensidad de la ocasión, es prácticamente inconcebible que no se produzca pronto un tsunami de semen; y así es, con Dunn aplastando el culo de Branco y Branco estallando como un volcán
